Angélica La Rosa, madre de dos hijos, falleció en la misma camilla donde reposaba después de someterse a una cirugía estética de lipotransferencia en una clínica clandestina ubicada en el distrito de Lince, en Lima, Perú.
La intervención, que buscaba perfeccionar su aspecto físico, terminó en tragedia debido a una presunta negligencia médica cometida por el doctor Federico Salazar Navarro, quien no contaba con la especialidad requerida para realizar este tipo de procedimientos.
El lugar donde se realizó la operación no tenía ninguna señalización oficial de clínica ni marcas registradas. Según testigos, era una simple casa con ventanas de vidrio, lo que ha levantado sospechas sobre su legalidad. La familia de Angélica denunció que Salazar Navarro, quien es solo médico general, no supo cómo manejar las complicaciones postoperatorias de la víctima debido a la falta de equipos de emergencia.
El certificado de necropsia preliminar aún está en investigación para determinar las causas exactas de la muerte, mientras la Policía detuvo al médico y lo trasladó a la comisaría del sector antes de ser conducido a la Dirincri. Los agentes de Homicidios están evaluando si hubo o no negligencia médica.
Cuando las autoridades intentaron buscar más información en la clínica clandestina, descubrieron que el lugar había sido abandonado, con la puerta principal dejada abierta.