De acuerdo con el boletín N.º 9 de la Policía Nacional del Perú (PNP), que recoge estadísticas sobre criminalidad entre el 1 de enero y el 26 de diciembre, el uso de armas de fuego predomina de manera alarmante en los homicidios registrados en el país. El informe detalla que el 84% de los asesinatos fueron perpetrados con este tipo de armamento, mientras que el 5% se cometió con armas blancas, el 4% mediante agresiones físicas y el 7% restante corresponde a otros métodos. Estas cifras reflejan un panorama preocupante en términos de seguridad ciudadana y el acceso a armas en el territorio nacional.
El documento, difundido por la PNP, contabiliza un total de 2.126 homicidios durante el periodo analizado. De estos, 1.125 casos corresponden a sicariato, una modalidad de asesinato por encargo que sigue siendo una de las principales preocupaciones en el ámbito de la seguridad pública. Además, se registraron 577 homicidios calificados, 162 homicidios simples, 130 casos de robo con subsecuente muerte y 102 feminicidios. Otros 30 casos fueron clasificados en categorías diversas.
El sicariato, que representa más de la mitad de los homicidios reportados, pone en evidencia la creciente profesionalización de la violencia en el país. Este fenómeno, vinculado en muchos casos al crimen organizado y al narcotráfico, plantea serios desafíos para las autoridades encargadas de combatir estas redes delictivas. Según el informe, esta modalidad delictiva no solo afecta a las víctimas directas, sino que también genera un clima de inseguridad.
Por otro lado, los feminicidios continúan siendo una problemática grave en el Perú, con 102 casos registrados en el periodo analizado. Este tipo de crímenes, definidos como el asesinato de mujeres por razones de género, subrayan la necesidad de implementar políticas más efectivas para prevenir la violencia contra las mujeres y garantizar su protección. Aunque los feminicidios representan un porcentaje menor en comparación con otras categorías de homicidios, su impacto social y emocional es profundo, afectando no solo a las familias de las víctimas, sino también a la sociedad en su conjunto.