“El último barco chino entró en enero (2025) a la una de la mañana y salió a las cinco», cuenta Elsa Vega, presidenta de la Sociedad Nacional de Pesca Artesanal (Sonapescal). Ello, luego de que a mediados del 2024, Perú enfrentara una crisis de la escasez de la pota, atribuida principalmente a la pesca indiscriminada de embarcaciones chinas que ingresaron a nuestro territorio de manera ilegal.
El hecho perjudicó a miles de familias, comerciantes y pescadores que dependían de este recurso para sostenerse económicamente y que, por años, ha sido su principal fuente de trabajo. Los pescadores artesanales aseguraban que no hubo una regulación en el ingreso de las naves chinas debido a que no portaban el sistema de monitoreo y que el gobierno “tampoco estaba interesado en instalarlo”.
Vega sostuvo que la última embarcación china fue vista en enero de este año y que permaneció cuatro horas en territorio peruano sin rastreo satelital. Pese a que desconocen los motivos de este ingreso, ellos temen una posible crisis de la pota por invasión de barcos chinos. “Estamos pescando demasiada pota chica que aquí en un mes, ojalá no sea así, podríamos tener un año vacío para la sostenibilidad del recurso y de nuestras familias”, sostuvo Carlos Llenquén, gerente de Sonapescal.
A pesar de que el Ministerio de la Producción (PRODUCE), a través del Instituto del Mar del Perú (IMARPE), realizó en enero de 2025 un crucero de investigación sobre el calamar gigante, conocido como pota, hasta la fecha no se ha brindado una respuesta concreta sobre la situación de este recurso pesquero.
El estudio, que se extendió hasta el 6 de febrero, tuvo como objetivo evaluar la abundancia de la especie con el fin de establecer medidas que garanticen su sostenibilidad y lo motivos que han llevado a miles de pescadores artesanales a enfrentar una escasez en su actividad económica relacionada a la pesca.